La aguja de mi reloj biológico ha vuelto a hacer -tac-, y su pulso me señala que ha llegado nuevamente el momento de reencontrarme.
Llegó el período para dejar atrás otro curso más llego de increíbles retos profesionales, y de compartir conocimiento con mis alumnos/as… viviendo fantásticas experiencias docentes con ellos. Un nuevo curso comenzará en septiembre, que ya anticipa nuevas experiencias que espero poder compartir con vosotros.
Este también ha sido un año muy difícil personalmente (por la enfermedad y el fallecimiento de mi madre, tras el de mi padre hace unos dos años y medio). Así que también es un período de volver a mi equilibrio emocional, de volver a centrar el foco, y de preparar mi cuerpo y mi mente para nuevas etapas de la vida.
Así es como lo siento, y así lo expreso. Para mí, agosto no es un mes de vacaciones para descansar tirado en la playa, es mucho más. Es una oportunidad para reencontrarme. Para vivir, pensar, amar, y descubrir…
Cierro mi ordenador, mi correo electrónico… y abro los sentidos. No os atenderé durante el mes de agosto, pero como he dicho en otra ocasión: «si me necesitas urgentemente… puedes practicar la paciencia mientras lees algo de lo publicado en este blog, o puedes buscarme por alguno de estos lugares».