Hace 20 años que comenzó mi labor como Profesor universitario. En este tiempo han habido momentos buenos y otros realmente malos, tanto personal como profesionalmente. He conocido a cientos de personas maravillosas, algunas ya no forman parte de mi vida o nos han dejado, pero todas me han influido de algún modo.
He impartido alrededor de 7000 horas de clase en 19 asignaturas en 7 diferentes titulaciones de primer ciclo, segundo ciclo, grado, y másteres universitarios oficiales. También he sido profesor en otros cursos postgrado y másteres de otras escuelas y universidades con más de 500 horas de formación. Todo ello sin mencionar otros proyectos académicos, proyectos de investigación y desarrollo en empresas, y un largo etc.
Me he equivocado millones de veces, y no siempre he sido la persona que me hubiera gustado ser. Pero con el tiempo, pienso que he ido madurando y aprendiendo algunas cosas. Así es la vida. Por eso, aquí os dejo algunas reflexiones muy-personales; sin ninguna intención salvo la de compartir 20 cosas que he aprendido en estos 20 años.
- En la Universidad la burocracia siempre crece, aunque se disponga de tecnología y personas para evitarlo. Por extensión, la carga de trabajo burocrático del profesor/investigador tiende a infinito.
- Cuanto más se promueve, se exige y se premia la investigación, menos nos preocupamos por la calidad de la docencia. El tiempo y la energía son finitos y según se mida a las personas así actuarán.
- Siempre habrá personas a las que les molestará que hagas cosas y las hagas bien, aunque nada tengan que ver contigo. Nadie es profeta en su tierra, y la mediocridad persigue a la excelencia. No esperes su comprensión y ayuda, están en otro universo paralelo.
- Los rankings universitarios son ‘el bosque que no te deja ver los árboles’. La Universidad querrá salir bien en la foto aunque por el camino se olvide de lo verdaderamente importante, los alumnos. La Administración pública tampoco ayuda que digamos.
- Los profesores universitarios y la Universidad tienen una mala fama en las empresas, merecida, al considerar que están alejados de la realidad empresarial. Aunque algunos trabajamos duro para ser la excepción.
- A valorar lo afortunado que soy de poder trabajar en la Universidad. El lugar perfecto para aprender cada día, para crecer como profesional y como persona; y dar rienda suelta a la creatividad, a la innovación y poder compartir lo mejor de uno mismo.
- Aunque temo que lo seguiré haciendo, es mi carácter, he aprendido que de nada sirve quejarse por lo negativo del sistema. No cambiaré nada quejándome (aunque al menos no lo guardaré dentro de mí), es mejor seguir otra estrategia: voy a intentar contagiar a otros del virus de la excelencia. Al igual que otros referentes me contagiaron a mí.
- A empequeñecer por fuera y crecer por dentro. El Mundo es muy grande y nosotros muy pequeños. No hace falta llevar corbata para ser un profesional. A saber escuchar, a observar y aprender de cualquiera. Ser Doctor no te hace mejor que nadie. El Mundo está lleno de personas y cosas bonitas, no las prejuzgues, menosprecies ni las dejes pasar.
- Ser profesor no es una profesión, es un compromiso con la Sociedad. Asume tu responsabilidad aunque todo esté en tu contra.
- Los alumnos no son tus colegas ni tus amigos. Te respetarán si tu haces lo propio. El clima en el aula es tu primera responsabilidad. La honradez, la puntualidad, la planificación, la sinceridad y el compromiso son fundamentales. Pero hazlo divertido, sorprendente e inolvidable.
- Para que uno gane no hace falta que otro pierda. Te lo demuestro cuando quieras, a eso me dedico.
- Equivocarse es otra forma de decir aprender. Aprender también es probar, descubrir, jugar, hacer y emocionarse.
- Los alumnos pertenecientes a las generaciones post-millennials (generación Z y generación Touch) no han conocido un Mundo sin internet, sin Google y sin teléfonos inteligentes. Son una generación que no soporta la negación y el fracaso, inadaptados de la cultura del esfuerzo, pero nativos de la sobre-información, las redes sociales, la mensajería instantánea y el streaming; donde la inmediatez y la ubicuidad son sus máximas absolutas. Es el profesor y el aula los que deben evolucionar o no sobrevivirán.
- En realidad, no importa la cantidad de minutos u horas seguidas que dure tu clase… el alumno no desconectará si consigues la magia de retarle, de motivarle, y si siente que aprende y que su tiempo está siendo bien empleado. Claro que eso no es fácil de conseguir e implica el compromiso absoluto del profesor y mucho trabajo previo.
- El alumno no tiene que aprender más, sino mejor. De nada sirve si no lo comprende ni lo recuerda mañana. Haz lo posible para que eso no ocurra.
- A ser atrevido, original y salir de mi zona de confort. A no dejarlo para mañana, ni a esperar que sea perfecto. Como decían: «a los ingenieros no nos pagan por hacerlo perfecto, sino por hacer que funcione». La iteración y la mejora continua es la belleza de lo inacabado.
- No es fácil. Si fuera fácil, me dedicaría a otra cosa. Es extremadamente complejo y dinámico. Si te sientes cómodo, algo está fallando o se te ha escapado. Trabajo duro, honestidad, honradez y compromiso son parte de la receta… pero luego, tu trabajo es hacer que parezca fácil e improvisado. Menos es más.
- A centrarme y no perder el foco en el aprendizaje de mis alumnos. Es lo que me hace feliz, me divierte y es lo verdaderamente importante. Cuando muera nadie me recordará por mi h-index, pero tal vez consiga dejar huella en alguna buena persona.
- A decir que no. No al estrés, no a la ansiedad, no a la frustración, no a la mediocridad. Sí a la excelencia, a la satisfacción por los resultados y las cosas bien hechas. Sí a la salud, a la familia, a los amigos y seres queridos. Sí a la conexión con la Naturaleza, sí a viajar y a vivir.
- En realidad esto no ha hecho más que empezar. Ahora es cuando comienza lo interesante… a por otros 20 años llenos de retos interesantes.
Los comentarios son bienvenidos.
Completamente de acuerdo. Gracias por tu comentario Keith.
«Ser profesor no es una profesión, es un compromiso con la Sociedad». Exactamente. La gente paga impuestos para que sus hijos aprendan. La ignorancia es la peor tiranía. La educación es la base de una democracia fuerte y una sociedad prospera (sana).
Gracias Jerónimo por tus comentarios. Me alegra saber de ti. Me encanta eso de que no despertaba aprecio por mi exigencia… estoy convencido de que el mercado laboral y la realidad empresarial es mucho más exigente. Aunque he de reconocer y te puedo decir que con los años me he hecho más ‘suave’… ¿será la edad?
Un abrazo y muchos éxitos
Buenas tardes Álex…
Una reflexión muy interesante, gracias por compartirlo… encontré en enlace de tu blog de casualidad entre mis correos-e de LinkedIn… un repaso muy importante de tu aprendizaje profesional a lo largo de las últimas dos décadas, en las que en parte fui participe como alumno en tus primeros años…
A pesar de que en aquella época no despertabas demasiado aprecio entre tu alumnado por tu altísima exigencia y dureza al calificar a tus alumnos, con el paso de los años por mi parte guardo un buen recuerdo de ti y de tus clases, de lo que aprendí de ellas para afrontar con otra visión el mundo laboral…
Mi mas sincera felicitación por estos 20 años y te deseo otros tantos más…
Un abrazo.
Gracias Paco. Sabes que aprendí mucho trabajando con vosotros (contigo). Un abrazo.
Gracias Héctor. La belleza de lo inacabado y de la asimetría es un pensamiento japonés que me gusta.
Enhorabuena. Buen ejercicio, sublime el compartirlo.
Abrazo.
¡Menudo memorándum Álex! Una buena reflexión y sintesis de lo aprendido con los años y la experiencia.
Me encanta comparar la mejora continúa con la 《belleza de lo inacabado》.
Y sigo animàndote a salir de las zonas de confort, a experimentar y aprender como siempre has hecho hasta ahora y del mismo modo q lo fomentes entre tus alumnos.
Gracias por compartilo.