Este curso estoy poniendo en práctica algo que ya había probado antes, pero que ahora estoy haciendo de forma habitual. Se trata de explicar no sólo «lo que hay que hacer» y «cómo hacerlo», sino también «lo que NO hay que hacer» y «cómo NO hacerlo».
Supongo que a muchos de nosotros (los profesores)… nos ha pasado que, aunque nos esforzamos por explicar claramente en qué consiste una determinada actividad (y cómo debe hacerse), al final vemos como los alumnos vuelven a repetir los mismo errores que en ocasiones anteriores: fallos de forma, de fondo, de metodología, o de presentación que tanto odiamos y que intentábamos que no cometieran una vez más. Pero ¿cómo es posible? … si lo había dejado bien claro. ¿no?
Además de explicar lo que hay que hacer y cómo, después subrayar lo que no hay que hacer y cómo no hacerlo. Por ejemplo:
«¿Qué es lo que no hay que hacer en esta tarea? ¿cómo no tengo que hacerlo? pues…
– no hay que copiar y pegar el primer texto que encuentro en internet
– no hay que entregarlo más tarde de la fecha de entrega
– no hay que entregarlo en formato Word
– etc. «
Otros ejemplos serían:
«¿Cómo no se aprueba la asignatura?…» «¿Cómo no contactar conmigo?…» ¿Cómo no enviarme los trabajos?…» «¿Cómo no estudiar esta asignatura?…» ¿Cómo no estar en clase?…»
A mí, este curso me ha dado buenos resultados, y los errores recurrentes se han visto reducidos. La idea me vino al pensar en la forma en la que están escritos algunos contratos o anteproyectos; que además de indicar en qué consisten o lo que se incluye en el presupuesto, a veces también dicen: «este presupuesto NO incluye lo siguiente…». Es una manera de aclarar las condiciones del contrato, de subrayar lo que queda fuera del mismo y evitar malentendidos por ambas partes.
En algunas reuniones previas al inicio de un proyecto, cuando me entrevisto con los gerentes de una empresa por ejemplo, me gusta acabar la conversación subrayando lo que a mi entender se ha concluído en la conversación: «entonces, si no he entendido mal, lo que vosotros queréis es lo siguiente… y no estáis interesados, o dejaríamos para más adelante esto otro…». Esta retroalimentación final de la conversación, en mi opinión, ayuda a que ambas partes se aseguren de haber comprendido lo mismo. Si encima se deja por escrito, mucho mejor.
En el caso de los alumnos, creo que hacer esto, ayuda a eliminar algunas de sus suposiciones y malentendidos. Se les corta el camino de algunos errores, y se les deja via libre para explorar o desarrollar la tarea en otra dirección… tal vez la correcta.
Espero que os haya gustado, y que pongáis en práctica el «NO YOU CAN’T». Podéis probarlo y ya me decís qué tal.