Un grupo de investigadores de la Universidad de Massey en Nueva Zelanda ha desarrollado células solares sintéticas hechas con componentes orgánicos que imitan la captura del sol que hacen las plantas ([[fotosíntesis]]). Otros científicos lo han intentado antes, pero la dificultad reside en que las células transfieran la energía para un uso actual de la misma. Tras 10 años de investigación, los investigadores de Massey afirman haber diseñado "la célula más eficiente del mundo". Los beneficios de estas células sobre los paneles tradicionales de [[silicona]], implican el funcionamiento en condiciones de baja luz, una producción 10 veces más barata, y una aplicación más flexible (tejados, paredes, ventanas, pero también elementos móviles que cargarán tus dispositivos). El prototipo para "aplicaciones reales" debería estar listo en unos pocos años.
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